Estamos en pleno verano, pasando calor, agobiados en la ciudad y deseando que llegue el fin de semana para poder hacer una escapada y disfrutar del relax de la playa
Resulta que hoy es viernes, te pasas la mañana en el trabajo pensando que por fin llega el ansiado día en que podrás huir de la rutina, qué cosas meterás en el coche, qué comprar en el súper para abastecerte estos dos días que vienen por delante, si tendrás la ocasión o no de esquivar a los suegros o al cuñado pesado de turno… ¡y por fin lo consigues!
Llegas a tu lugar de descanso, pasas un día estupendo, cae la noche, te vas a la cama con el fresquito y la brisa que corre y… ¡¡LLEGAN ELLOS!! ¿Cómo que quiénes? ¡Los mosquitos! Están sedientos de sangre, de tu sangre. Y están dispuestos a amargarte con sus picaduras el poco tiempo que tienes de felicidad. ¡Nooooooo…!
¡Bueno, pues para eso estamos nosotros aquí! No, no… para fastidiarte también no… ¡Para contarte cómo construir una trampa con la que te podrás librar de tan molestos bichos y picores! Y además, con un presupuesto de menos de 2 Euros.
Necesitarás:
- 1 botella de refresco vacía de 2 litros.
- 1 cucharada sopera de azúcar (si es azúcar moreno, mejor).
- 1 vaso de vinagre.
- 1 sobre de levadura de panadería.
- 1 trocito de cinta aislante.
- 1 trozo de cartulina negra o tela opaca.
Los pasos a seguir los tienes ya descritos en la imagen, pero te los contamos de nuevo aquí, por si por alguna extraña razón no te gusta ver
- Corta la botella de plástico por la mitad.
- Mezcla el vinagre con el azúcar.
- Añade la levadura a la mezcla anterior.
- Inserta bocabajo la parte superior de la botella hasta que encaje.
- Sella la junta con cinta aislante.
- Envuelve la botella con la cartulina o tela oscura.
El principio en el que se basa esta trampa es en la atracción irresistible que sienten los mosquitos por el dióxido de carbono que desprendemos los humanos al respirar y a través de la piel. La mezcla de vinagre, azúcar y levadura hace que se cree un olor dulzón y genera también el CO2 que tanto les gusta. Ellos, insensatos, acudirán a nuestra trampa, entrarán en ella… ¡y luego ya no podrán salir nunca más! ¿Maquiavélico, verdad?
¡Ponedlo en práctica este verano y nos contáis que tal los resultados!