La velocidad y la potencia de un móvil, son argumentos más que llamativos para los usuarios que piensan en hacerse con uno de los nuevos móviles de los distintos fabricantes, que integran lo mejor de lo mejor en sus soluciones de alta gama.
Procesadores con mayor número de núcleos y mejores frecuencias de reloj, chips gráficos capaces de convertir al móvil en una sorprendente consola portátil o chips de memoria que aceleran la transferencia de datos. Pero, ¿como medimos esa potencia? ¿Como verificamos lo que nos dicen los fabricantes? Lo mejor es buscar una forma objetiva de poder conocer la potencia de un procesador en un terminal determinado.
Es ahí donde entran en juego las utilidades de benchmarking, que permiten evaluar el comportamiento del procesador principal, procesador gráfico o memoria —y en ocasiones otros apartados— y ofrecer un índice de rendimiento final. Ese índice de rendimiento se puede contrastar con los índices de rendimiento de otros procesadores y otros terminales que pueden llevar más tiempo en el mercado y que por tanto son una referencia válida, y eso permite a los usuarios hacerse una idea aproximada de la potencia que pueden obtener de los microprocesadores y los smartphones en los que están interesados.
En el mercado hay un gran número de soluciones de benchmarking, y todas ellas podrían clasificarse en dos grandes grupos:
- Benchmarks sintéticos: este tipo de aplicaciones ponen a prueba diversos componentes sometiendo dichos componentes a una carga de trabajo elevada y comprobando la velocidad y eficiencia con la que se completan esas cargas de trabajo.
- Benchmarks de aplicación: la diferencia fundamental está en que estas pruebas se ejecutan con aplicaciones reales que los usuarios utilizan en su día a día y que permiten comprobar el rendimiento de una plataforma con esa aplicación en concreto.
Entre las más destacadas están AnTuTu y Quadrant, aplicaciones de benchmark que analizan el comportamiento de la CPU, la GPU o la velocidad de transferencia de los sistemas de almacenamiento para ofrecer un índice general. Como en cualquier benchmark que se precie, al valor numérico en puntos que se concede según las pruebas debe acompañarle la explicación de si esa magnitud es mejor cuanto más alta o cuanto más baja. Otro ejemplo de aplicación de benchmarking es BenchmarkPi, que trata de averiguar un número determinado de decimales del número Pi en el menor tiempo posible.
Comments are closed.