Siempre que instalo Linux en mi máquina, me queda la certeza que tendré que seguir usando Windows u otro sistema operativo.
Linux tiene grandes ventajas, pero también tiene sombras que hacen que te decantes por otro sistema operativo.
Linux ha sacado del mercado a prácticamente todos los UNIX comerciales, manteniéndose libre y sin otra preocupación que diseñar un sistema operativo robusto y fiable como cualquier otro del mercado e incluso superando al resto. Por lo que se codea con cualquier sistema operativo, en especial con Windows y Mac. Por lo que esta no es una sombra de Linux, al contrario ha triunfado en la más difícil.
Tampoco está en el entorno gráfico KDE, que es fiable, amigable, elegante y apto para usuarios no expertos.
Las sombras de Linux están en las aplicaciones. Hablando claro, Linux y KDE es software de primera y se codean con cualquier otro sin problema, e incluso lo supera, pero las aplicaciones de que disponen, en general, dejan mucho que desear. Siendo estas aplicaciones el talón de Aquiles de Linux, cuando te planteas dejarlo como único sistema operativo en una máquina.
Todos sabemos que Linux tiene unas cuantas aplicaciones muy robustas y desarrollas con criterios de software profesional (Libreofice, Apache, MySQL, Eclipse, etc.), pero no tiene aplicaciones buenas para el uso diario de un usuario básico de un ordenador sin conocimientos en informática.
Te encuentras con aplicaciones a medio desarrollar que tienes que configurar mediante ficheros texto, previa lectura de un manual difícil de entender, además que desaparecen y aparen sin saber bien por qué, dejando a los usuarios sin saber que hacer.
Para que Linux compita de verdad con otros sistemas operativos, como Windows, necesita de aplicaciones de uso diario y muy extendido entre los usuarios normales de ordenadores. Esto es muy conocido por nuestros alumnos de los certificados de profesionalidad que disponemos, tanto los de desarrollo, como los de Sistemas.